Historia

Formación integral para una vida con conciencia cívica

 

En 1855 nació Cecilia Güelfi en Buenos Aires. Falleció en 1886. Era hija de padres italianos y se radicó junto a su familia en Montevideo, donde inició estudios de Magisterio. En 1870 se convirtió al protestantismo. En 1872 obtuvo el título de Maestra y ejerció la docencia en las escuelas públicas de Montevideo. Fue fundadora de las dos primeras Escuelas Evangélicas en el Uruguay; la primera comenzó a funcionar en forma gratuita el 10 de febrero de 1879 y, tres días más tarde, la escuela paga fue el sustento económico del proyecto.

La obra fundacional continuó y hacia 1886, cuando Cecilia falleció, había fundadas nueve escuelas con las mismas características en distintos barrios de la ciudad con un excelente equipo de maestras. Luego de su fallecimiento, Antonio, hermano de Cecilia, se hizo cargo de las escuelas y fundó otras. De esta manera, hacia 1888 llegaron a un total de trece. 

Las Escuelas Evangélicas se preocuparon por educar personas con participación activa en la sociedad. Con una mirada profesional desde un proceso integrador, científico y humanístico promovieron: la disciplina del pensamiento autónomo, el desenvolvimiento de la voluntad y la necesidad de una vida participativa con conciencia cívica.

En este programa se destacó una concepción avanzada de la educación. Ya en el siglo XIX, las Escuelas Evangélicas defendieron la integración de disciplinas para formar mentes abiertas que identificaran y asociaran las relaciones entre las áreas del conocimiento.

Se prestó una singular atención a la interdisciplinariedad y a la incorporación de la enseñanza científica. Las clases especiales de idiomas —inglés y francés— revelan la concepción educativa innovadora al incluir la interculturalidad. Dentro de la visión metodista de ofrecer una educación integral, se prestaba particular atención al arte —educación musical, canto y dibujo—, un aspecto innovador y poco extendido en las escuelas del Estado de aquella época.

El desarrollo y buen funcionamiento de las Escuelas Evangélicas en este pequeño país del Sur de América obtuvo la mirada atenta de la Junta de Misiones de la Iglesia Metodista de los Estados Unidos. Como resultado, en 1888 fueron enviadas dos maestras para colaborar con la obra.

En 1889, ya eran trece las Escuelas Evangélicas. Las cuatro últimas fueron obra de Antonio Güelfi. Esa diversidad ofrecía varias dificultades para el traslado de las maestras. Por lo tanto, para solucionar los inconvenientes, las maestras misioneras decidieron unirlas en una sola sede con el nombre de Liceo Evangélico para Niñas, una de las primeras instituciones en enseñar segundas lenguas.

El cambio del nombre Escuela por Liceo se debió a que se incorporaron programas de Secundaria y se agregaron los Departamentos de Inglés y de Español. Las mismas materias se dictaban en ambas lenguas y en los mismos grados.

1893 fue un año muy significativo. Bajo la Dirección General de Miss Hewett la Sociedad Misionera (Woman’s Foreign Missionary Society) adquirió la primera propiedad. El edificio, ubicado en la calle San José, tenía comodidad para 200 alumnos y también para el pensionado de maestras y de pupilas. 

En 1906, el Liceo Evangélico recibió el nombre de Instituto Crandon en homenaje a Mrs Crandon, de Illinois, por su colaboración permanente y desinteresada, tanto espiritual como económica, desde la época en que Cecilia Güelfi era directora. Desde entonces, la Institución fue creciendo paulatinamente con el trabajo permanente de los diversos integrantes de su cuerpo docente —desde los equipos de Dirección hasta los ayudantes de clase—, así como de todo el personal administrativo, de servicio, y con el invalorable apoyo de las familias de los alumnos. Todos fueron dejando huellas profundas desde su fundación.

Bajo la Dirección General de Miss Jennie Reid, en 1914 se pudo concretar la venta del edificio de la calle Soriano y dos años más tarde se compró el terreno de 8 de Octubre y Garibaldi. Los planos de la construcción fueron realizados en Estados Unidos. Se consideraron comodidades y salones para 400 alumnos. En 1920, fue colocada la piedra fundamental del edificio y se dio inicio a la construcción y en 1922 se inauguró el nuevo edificio que, revestido por la Enamorada del muro ―en nuestro país conocida como la Hiedra de Crandon― se ha convertido en una referencia urbana permanente.

En 1946, se colocó la piedra fundamental del segundo edificio para Primaria. Más adelante, el Municipio abrió la calle Gral. Urquiza por lo que ambos edificios quedaron separados. Finalmente, luego de varios y trabajosos trámites con la Intendencia de Montevideo se logró que construyeran un túnel para unirlos. En 1952 se inauguró Reid Hall, nombre del nuevo edificio para Primaria, en honor a Miss Jennie Reid. 

Cinco años después, en 1957, Reid Hall se fue ampliando con las incorporaciones de un gimnasio en el segundo piso que evitó el traslado de alumnos al edificio principal y una sala de proyecciones en el subsuelo, con los instrumentos más actualizados. 

En 1962, se concretaron nuevas construcciones. Era necesario atender la educación intelectual y cultural del alumnado: ampliaciones en aulas, salones, gimnasio, bibliotecas, laboratorios, sala de proyecciones, música y dependencias anexas y el jardín de Primaria. Se adquirió una franja de terreno sobre la calle Gral. Urquiza, que fue usada como patio de recreo de Secundaria y que, a su vez, facilitó los desplazamientos hacia el campo de juegos de Primaria. Se edificó la Capilla Cecilia Güelfi como expresión de la obra espiritual de la Institución.

Con el correr de los años, el crecimiento del alumnado determinó la incorporación de nuevos edificios. En 1970 se sumó la casona, sobre 8 de Octubre, donde hoy está la Biblioteca Cecilia Güelfi.  En 1994 se adquirió el edificio en el que hoy funciona la Administración en la calle Estero Bellaco y en el mismo año, se compró una casa en la calle Urquiza para Informática de Secundaria. En 2006, comenzaron las obras de la nueva cafetería de Secundaria, en 2013 se inauguró el edificio de Educación Inicial Margarita Grassi y en 2017 se adquirió un terreno sobre la calle Urquiza que ha sido acondicionado como una huerta educativa. A su vez, en marzo de 2020 se firmó un contrato de arrendamiento con opción a compra de un campo de deportes ubicado en el Km 16 de Cno. Maldonado.

El inglés, la educación física, la economía doméstica, la informática, la música, la plástica, la expresión corporal y educación cristiana son sellos distintivos de Crandon.  Economía Doméstica ha realizado aportes muy importantes con sus cursos regulares y también con la formación externa en gastronomía.  La divulgación de las investigaciones culinarias se difunde a través de reconocidos libros (el Manual de Cocina, Carnes Rojas y de Caza, Panes, Tentaciones y una versión en Braille y macrotipo del Manual). 

Crandon ejerce una actividad muy prolífica, con una propuesta integral para Educación Inicial, Primaria y Secundaria, además de cursos técnicos de cocina (Crandon Gastronómico, creado en 1998) y el Bachillerato Nocturno implementado en 2005. También, desde 2002, realiza reconocidos congresos de Educación en los que congrega a profesionales nacionales y extranjeros para reflexionar sobre la práctica educativa.

 

Fuentes:

Golden & Blue (2019) y Un breve repaso de una vida muy rica, texto del Mtro. Mario Vasallo.

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Golden & Blue es el relato histórico más actualizado del Instituto Crandon. La obra fue publicada en el marco de las celebraciones por los 140 años que tuvieron lugar en 2019 y ofrece un recorrido cronológico y el detalle de los hitos más importantes. En inglés y en español y con un importante caudal fotográfico, el libro es testimonio de una institución comprometida con el quehacer educativo del país.

Crédito de imágenes: Centro de Recursos para el Aprendizaje, Archivo Histórico