Institucional / Seniors
17 de febrero de 2021
El coronavirus puso a la ciencia y a los científicos en los medios de comunicación, en las redes sociales y en las conversaciones cotidianas. Conocimos, más en detalle, el accionar del Instituto Pasteur de Montevideo y el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA), entre otros. Y, con orgullo, supimos de la inserción de exalumnos de Crandon en estos equipos de investigación. Así, llegamos a Mauricio Castellano Fernández, Seniors 2009.
Con las lluvias de la primera quincena de febrero y entre los aprontes para un nuevo año lectivo, conversamos con Mauricio sobre su carrera. No faltaron, por supuesto, los recuerdos crandonianos: los salones, el patio, las canchas y «los primeros llamados» vocacionales; los que hoy lee «con el diario del lunes» y una carrera académica en curso.
¿En qué momento decidiste dedicarte a la ciencia?
Siempre lo supe, pero no sé bien desde cuándo. El primer chispazo que recuerdo fue acá, en el Colegio. Me acuerdo de una charla que dio la hermana de Carolina Sanjurjo, profesora de inglés; en sexto de escuela [Lucía Sanjurjo, bióloga y profesora de inglés] ello nos contó sobre el ADN y a mí me explotó la cabeza. Después me acuerdo claramente que, en clase de Biología con Sylvia Sica, empezamos a ver la célula y la complejidad de la Biología.
Elegiste opción Medicina para finalizar el liceo.
Sí. No sabía si estudiar Medicina y fue clave la Orientación Vocacional que teníamos en el Colegio. También fue clave mi tía que era científica; ella fue quien me empujó a ir a la Facultad de Ciencias. La Universidad de la República fue una de las mejores decisiones que tomé porque, viniendo de un contexto socio económico medio alto, como es el Colegio, la UDELAR me abrió otro mundo.
¿Qué carrera seguiste?
Hice la Licenciatura en Bioquímica y me fue muy bien. Salí muy bien preparado del Colegio, sobre todo en inglés. Yo funciono en inglés, incluso sueño en inglés. En Facultad, es esencial porque leés libros en inglés y los papers están en inglés; la ciencia es internacional y se desarrolla en ese idioma. Después hice una Maestría en Biotecnología en la Facultad de Ciencias que involucró dos laboratorios distintos y se centró en la inmunología de los esturiones. Cuando terminé la Maestría, me cambié; dejé la biología molecular y me pasé al mundo de los ARN extracelulares.
Mauricio explica el alcance, los detalles y el propósito de sus investigaciones. Lo hace de manera clara y procura interesar, en todo momento, al interlocutor. Con su relato, rescata el valor del trabajo científico y muchas veces deja de lado su historia personal para poner el acento en los grupos de los que ha formado parte. Es reflexivo y locuaz.
¿Además del inglés, que otras cuestiones de tu vida cotidiana observás como aspectos aprendidos en Crandon?
Que todos somos únicos y diferentes. Aprendí a aceptar las diferencias de los demás; aprendí a ser tolerante, a estar abierto y ser receptivo.
Has trabajado en la investigación sobre la COVID-19…
Estoy en la mitad de mi doctorado PEDECIBA en Ciencias Biológicas, tengo un cargo docente en Facultad de Ciencias, en la Cátedra de Bioquímica, y trabajo en un laboratorio en el Instituto Pasteur. Con la pandemia, muchos de los que estábamos en investigaciones de maestrías y doctorados frenamos las tesis y nos pasamos a trabajar en el coronavirus. Gran parte del Pasteur se transformó en un laboratorio de diagnóstico para el desarrollo de un kit y muchos pudimos participar en el análisis de muestra de pacientes, sobre todo cuando la capacidad de diagnóstico del país era muy baja. Por supuesto, todo fue honorario en el marco de las becas que tenemos para hacer nuestros proyectos, y eso estuvo genial, porque pudimos contribuir de manera directa al país. Fue muy lindo, además, poder demostrar la plasticidad de la formación de un científico.
¿Y ahora?
Bueno, ahora que volvió cierta normalidad, retomé mis proyectos. Mi tesis busca entender cómo los ARN que circulan fuera de la célula pueden ser eventualmente reconocidos por nuestro sistema inmune, y alertar, por ejemplo, la presencia de algún daño tisular o de algún tumor. Es decir, pueden funcionar como moléculas señalizadoras de que en el organismo está pasando algún problema. El sistema inmune, además de combatir patógenos, tiene un rol importante en mantener la homeostasis celular y combatir el cáncer, y estas moléculas pueden ser un nexo que permita guiar el sistema inmune, por ejemplo, para combatir un tumor.
¿Cuál es tu perspectiva?
Hacer un lindo doctorado. Ojalá pudiera hacer algún descubrimiento por el grupo y por mí. Y aportar, aunque sea un granito de arena, para entender algo de la biología. Si eso puede repercutir en alguna aproximación terapéutica para el combate de alguna patología, sería un golazo. Y después no lo sé porque nuestra formación es tan plástica que nunca sabés dónde vas a terminar.
¿Con tantas posibilidades que también pueden marear, cuál es tu recomendación para quienes deben tomar una decisión en relación con los estudios?
Se detiene. Piensa unos minutos. Es la primera vez que la charla queda en silencio Piensa, mira el salón, pero no se distrae; está cien por ciento involucrado con la entrevista, incluso dejó el teléfono en la mochila y no reparó en él. Finalmente, con la espontaneidad que tuvo en todo momento, se la juega:
¡Que miren videos de YouTube! Que exploren, que busquen toda la información posible. Ahora es más fácil que cuando yo era chico. Que tengan confianza en ellos mismos. Que golpeen puertas porque hay muchas personas dispuestas a dar una mano y la gente, en general, está interesada en mostrar su trabajo y dar consejos.
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