20 de mayo de 2023

Profas. Profa. Mariela Soria Servín, (coordinadora) y Lic. Sandra Regina dos Santos (docente)

Recordar el 24 de mayo de 1738 es recordar la experiencia transformadora de fe que Juan Wesley (1703-1791, Inglaterra) vivió, una noche, mientras estudiaba la Biblia. Pastor anglicano desde la juventud, sucesor de padre y abuelo pastores, no había asumido hasta esa noche que Dios ya le había concedido la gracia de su amor. Su ser se conmovió ante la comprensión de la interpretación de la justificación por la fe; es decir, Dios mira nuestra fe y eso basta para ser perdonados y aceptados por Él. La confianza de Juan en Dios se amplió plenamente. En palabras de su diario lo captamos claramente: «Sentí que confiaba en Cristo»; esto le permitió ver con ojos nuevos la iglesia en la que había nacido y crecido. 

Juan Wesley fue más allá de la institucionalidad eclesial de su época. Fue un visionario que pudo ver fuera de lo establecido y comprendió los desafíos de su tiempo. Siguiendo su huella, se generó un movimiento de conciencia dentro de la Iglesia Anglicana que no se pudo contener y que desbordó multiplicando la experiencia con la confirmación del Espíritu Santo. Wesley no conoció el resultado que llegó como fruto del trabajo comprometido y solidario en el movimiento: la creación de la Iglesia Metodista ―fue en 1784 y en Norteamérica que se institucionalizó como iglesia—.

A través de diversas acciones, Wesley tradujo el evangelio de Jesucristo y junto al Espíritu Santo logró encender la memoria e iluminar la compasión. Con su vida comprometida y una comunidad que le acompañó, consiguió revitalizar y contextualizar el proyecto del Reino de Dios. En esa nueva realidad, la Iglesia Anglicana ―a través de sus clérigos― le cerró las puertas y le negó los púlpitos. Sin embargo, Wesley descubrió que el potencial de la prédica a cielo abierto ponía de manifiesto que «el mundo era su parroquia», de ahí la célebre frase.

Con el mejor modelo a la vista, el de Jesús en el Sermón del Monte, recreó junto a su amigo George Whitfield (también pastor) las predicaciones al aire libre. Juntos abrieron corazones y púlpitos con lenguaje cercano y accesible. Así alcanzaron a quienes se sentían al margen de una sociedad altamente discriminatoria y empobrecida por los cambios que dejó la Revolución Industrial. Muchos fueron también los servicios que desarrollaron para el cuidado de las vidas necesitadas.

Nuestras instituciones educativas son herencia de esta visión solidaria y educan en la esperanza de un mundo más justo, tierno y acogedor.

En 2023, el metodismo celebra 275 años de compromiso con la educación en el mundo. Su primera escuela en Kingswood, a 6 kilómetros de Bristol (Reino Unido), fue creada para fines educativos de los hijos de los mineros que formaban parte del primer momento del movimiento. Hoy, esta escuela agasaja su trayectoria, honra su historia centrando la mirada en los estudiantes y coloca en su portada el compromiso de «encender [el] potencial» del alumnado y evidenciar el de la escuela.

En Uruguay, el Instituto Crandon celebra sus 144 años reinaugurando una capilla a cielo abierto en el predio de Secundaria que, desde allí, se erige como una señal indeleble de nuestro respeto por otras expresiones de la espiritualidad y nuestro compromiso solidario en medio del pueblo.

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