Seniors

28 de diciembre de 2022

Flores en primavera

Natalia Martínez Mautone es exalumna de Crandon (Seniors 2016) y estudió Ingeniería Electrónica en la Universidad Católica. Defendió su trabajo de grado en febrero de este año y en diciembre obtuvo un premio de la Academia Nacional de Ingeniería.

El martes 6 de diciembre, la Academia Nacional de Ingeniería del Uruguay hizo entrega de los premios correspondientes a la XIV edición del concurso anual de tesis de doctorado, tesis de maestría y trabajos finales de grado. En la ceremonia, la exalumna Natalia Martínez Mautone recibió la distinción en el rubro trabajos finales de grado de electrónica. La red de vínculos de Crandon se activó de inmediato y, a través de diversos enlaces, supimos la noticia. Días después, recibimos a Natalia en la Institución.

―Llegué y me puse a mirar el mural de la generación que acaba de egresar. Me dio cierta nostalgia…
―Empecemos por ahí, entonces. ¿Qué recuerdos tenés de Crandon?
―Yo estoy desde los cuatro años en Crandon. Todo el tiempo vine acá. La mayoría de mis compañeros siempre se mantuvieron; entonces, conocés a todo el mundo y también conocés a sus familias. 

Natalia habla en presente, como si todavía fuera una estudiante liceal. Le sale de manera natural. Habla elocuentemente y contagia entusiasmo. De Crandon, pasamos a la vida universitaria. 

―Estudiaste Ingeniería en la Universidad Católica, ¿cómo te resultó la formación que recibiste en Crandon al momento de entrar a facultad?
―Totalmente preparada. Yo hice la opción físico-matemática, después entré a Ingeniería y la verdad es que la base de Matemática fue sumamente firme. También con las demás disciplinas relacionadas. Y no solo en la formación académica, sino también en la formación personal, en los valores y hábitos que fueron los que me ayudaron a desenvolverme en los distintos ambientes. 

Llegó el momento de hablar del trabajo de grado (Module for Stimuli Control of an Integrated Programmable Current Source for Implantable Medical Devices). Le aclaro que, al margen de entender inglés, va a tener que explicar el alcance de su investigación para un público no especializado. Natalia asiente con total seguridad y comienza a explicar con soltura.

―El trabajo final lo escribiste en inglés. ¿Fue una exigencia de la carrera?
―El inglés es el idioma en el que se publica en ciencia y tecnología. No era una exigencia; yo decidí escribirlo así porque estoy acostumbrada a leer todo en inglés; en electrónica, incluso, hay muchos conceptos que no tienen traducción al español. Entonces, hacerlo en inglés hasta me resultaba más natural, y también me interesaba practicarlo.
―¿Qué formación tenés en inglés?
―Tengo la formación que recibí acá, en Crandon.
―¿Sobre qué trata tu investigación?
―Hay un Departamento importante en la Católica que se dedica a la microelectrónica, donde se diseñan circuitos integrados. Ellos hace ya más de diez años que trabajan en el desarrollo de circuitos integrados para aplicaciones médicas. Así que hablé con el director y me comentó de una línea de investigación con la que han desarrollado un estimulador de corriente para el tejido biológico. Ellos precisaban continuar ese desarrollo y ahí entra mi tesis, que es un circuito que permite calibrar el estímulo de corriente, porque la idea es inyectar corriente al tejido y extraer corriente después de un tiempo. El propósito es igualar lo que se inyecta y lo que se extrae; entonces agregamos el módulo que hice para tratar de balancear esos pulsos. 

Natalia investigó durante un año y en enero pasado entregó su tesis de grado. La defendió en febrero. Meses después, un docente le comentó de los premios de la Academia Nacional de Ingeniería y decidió presentarse. Mandó la tesis y un video de tres minutos. No supo nada más hasta que en diciembre recibió un correo electrónico con una escueta invitación a la ceremonia. Recién ahí, en la noche del 6 de diciembre, se enteró del premio. «La verdad es que me puso muy contenta, en parte porque fue un proceso superlargo y porque tener este reconocimiento es un honor para mí», explica con cierto recato. 

La conversación siguió diferentes vías: su trabajo actual como docente en la UCU y en la empresa BQN; el doctorado que seguirá en el Imperial College London y ciertas características del área de la ciencia y la tecnología. 

―Es un mundo mayormente masculino, ¿qué sugerencia le darías a las chicas que quieren estudiar Ingeniería en Electrónica?
―Les diría que se animen a hacer una carrera como esta porque no van a tener ningún tipo de dificultad. Es cierto que es un área predominantemente masculina, pero es algo que podemos tratar de cambiar. Tuve pocas compañeras mujeres y ninguna docente mujer, pero ahora yo doy clases. Hace unos días una estudiante me dijo que yo era su primera docente mujer. Creo que está bueno ser una referencia así.
―¿Y las dificultades? Porque es una carrera que no es fácil….
―Creo que no se trata de inteligencia o de facilidad, sino de trabajo, de esfuerzo y de hábitos. 

Natalia habla con genuina convicción. Sus explicaciones son firmes, con la justa persuasión y un gran compromiso por cada responsabilidad asumida.

 

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Crédito de imagen: Gabriela Cabrera Castromán

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