28 de mayo de 2024

“Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará”. Proverbios 22:6

Al hablar sobre la educación, John Wesley, iniciador del movimiento metodista, siempre se refería a este conocido pasaje del libro de Proverbios. Para él la educación, en su máxima expresión, era un proceso de toda la vida guiado por el Espíritu Santo hacia la santidad personal y social. Lo consideraba una herramienta que hacía posible el mejoramiento de la sociedad. En este sentido, Wesley promocionaba una educación basada en la libertad, el respeto y el amor.

Hoy la obra educativa de la Iglesia Metodista en el mundo, heredera del movimiento, apunta a la formación integral del individuo y que este sea un portador de amor y servicio en su sociedad. Nosotros estamos llamados a seguir este camino, que nos inspira desde la Palabra y nos invita a revivir en la acción los gestos del amor incondicional de Jesús. Somos una comunidad que se fortalece en la fe, la esperanza, el amor y la paz.

Cuando nos miramos en nuestros hermanos y hermanas, cuando educamos en forma consciente y volvemos a nuestras raíces es cuando encontramos en aquellos y aquellas el abrazo que reconforta y que incluye, la compasión que comprende y acompaña y el consuelo que da esperanza y que reanima.

Jesús no dudó en llevar su compromiso hasta el final, en dar su vida por amor a su pueblo y nos invita una vez más a encender nuestro corazón y a mantener viva la llama ardiente que Wesley nos legó.

Por Pastoral Educativa,
Profes. Daniel Morales Sánchez y Virginia Bethencourt Ibarburu