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El Día Internacional de la Mujer, la sección El Empresario del diario El País divulgó una nota sobre ocho proyectos liderados por mujeres que, según el periodista a cargo, son «muestra del emprendedurismo femenino» local. Entre las mujeres elegidas, hay tres exalumnas de Crandon: Paula Gallotti (DVelop), Verónica Pastor y Sylvia Schenck Sica (GreenSpot). La selección realizada por el periodista nos generó interés y contactamos a las exalumnas para saber más.

Paula estaba de viaje y quedamos en conversar a su regreso. Con Sylvia y Verónica coordinamos la charla y, desde el primer momento, dejaron en claro que la entrevista fuera en Crandon: «¡nos vemos en el Colegio, queremos volver al liceo!», explicitaron con contundencia.

El día de la reunión, llegaron tres en lugar de dos: Sylvia estaba con Uma, su pequeña bebé. Las chicas mostraron gran entusiasmo y alegría por haber vuelto a Crandon, y Sylvia no quería perderse la oportunidad de vivir esa experiencia con Uma, quien también participó de la sesión fotográfica en el jardín, frente a la hiedra. «Estamos muy agradecidas con el Colegio por lo que nos dio y por esta entrevista que sentimos, de alguna manera, como un reconocimiento», comentó Verónica.

Sylvia y Verónica se conocieron en Crandon y son amigas «de toda la vida». Compartieron horas de aula, de patio, de estudio y fueron forjando una relación que, más adelante, se consolidó en un emprendimiento, pues sus profesiones están muy relacionadas: Sylvia estudió Ingeniería en Alimentos y Verónica siguió la carrera de Nutrición.

¿Cómo llegan a trabajar juntas?
Verónica: «Ambas teníamos la inquietud de emprender algo. Nos parecía que hacíamos una buena sinergia. Las dos estábamos en rubros de la alimentación y creíamos que había una veta de negocios en la alimentación saludable. Empezamos a hacer una lluvia de ideas y surgió lo más parecido a lo que ahora es GreenSpot».

¿Qué es GreenSpot?
Sylvia: «Es una empresa que busca cambiar la alimentación de las personas, virar hacia una alimentación lo más saludable posible. En particular, buscamos ofrecer servicios a las empresas con distintas opciones: máquinas expendedoras, talleres de nutrición y alimentación saludable, y servicio de nutrición in company».

GreenSpot nació en 2015. Unos meses más tarde lograron instalar la primera máquina en una de las tantas empresas que hoy conforman su cartera de clientes. La realidad de las instituciones para las que trabajan es muy amplia y ellas se adecuan para brindar servicios a organizaciones medianas de 80 trabajadores y también grandes, de más de 400. Su desafío es seguir creciendo, conseguir más puntos de venta y desarrollar una línea propia de producción de alimentos. Se basan en el vínculo, escuchan a los clientes, generan encuestas de satisfacción y, de a poco, van «modificando hábitos, alejando a la gente de la sal y del azúcar» con propuestas cada vez más saludables. «Hay mucho ensayo y error y mucho aprendizaje, porque emprender es un proceso de aprendizaje continuo», explica Verónica. «A mí me resulta divertido y libre», agrega Sylvia. «Ponés lo mejor de vos, lo mejor que sabés hacer en tu día a día libremente. Vas adaptando el emprendimiento a tu vida y a las necesidades del entorno». Mira a Uma con ternura, la bebé apenas se siente y sigue nuestros movimientos con atención, pareciera que está acostumbrada a escuchar «charlas de negocios».

¿Cómo aprendieron a emprender?
Verónica: «Hemos hecho muchas actividades de formación en emprendedurismo».

Sylvia: «Ambas tuvimos emprendimientos anteriores que nos sirvieron. Yo fui parte de DESEM en el liceo y esa experiencia me sirvió mucho. Nuestra empresa, Iberia, fue sustentable. Hacíamos bufandas en polar y a mano les hacíamos el reborde con lana. Las vendíamos en Primaria y muchos padres nos compraban. Fue el primer concepto de que algo podía no funcionar, de que tenés que pensar en distintos aspectos: organización, costos, el equipo».

Verónica: «Eso es importante porque hay mucha incertidumbre; emprender no es para para todo el mundo. Por ejemplo, no podés liberar la cabeza a la seis de la tarde. Y la autogestión, no distraerte, ser productivo. Se trata de impulsarte para que las cosas salgan. Eso es emprender».

Además de la experiencia de DESEM que recuerda Sylvia, ¿aprendieron algo en el Colegio que les haya servido al emprender?
Sylvia: «Para mí una de las cosas más lindas que tiene Crandon es el trabajo en equipo, el compañerismo. Los vínculos, las relaciones…».

Verónica: «Muchas veces hemos comentado que Crandon nos abrió puertas sin saberlo. Eso fue llamativo. Al principio, los primeros contactos que logramos hacer fue con gente vinculada al Colegio. Por ejemplo, queríamos entrar a una empresa y en Recursos Humanos había un egresado de Crandon que nos ayudaba. Podíamos conocerlo o no, podía o no ser de nuestra generación. Hay como un cierto vínculo, una red de relaciones.

Sylvia: «Es que Crandon es una red de gente que comparte códigos».

¿En el trabajo cotidiano ponen a prueba cuestiones aprendidas en Crandon?
Verónica: «¡En todo lo que hacemos! Todo lo que aprendimos aquí está tan dentro nuestro que es difícil darnos cuenta».

Sylvia: «El inglés me sirvió mucho. En su momento lo criticábamos, pero yo tengo el Proficiency y no me imagino cómo sería trabajar, estudiar y viajar sin inglés. Y también las herramientas de Informática. Entré a Facultad manejando muy bien las planillas de Excel y con una buena base para ser autodidacta y aprender funciones nuevas».

¿Y en el área académica?
Sylvia: «Yo salí con muy buena formación en Matemática. Gran parte del programa de primer año de Facultad ya lo habíamos dado aquí. Primer año fue muy fácil por la formación que tuve en el liceo».

¿Qué recuerdan de la escuela y del liceo?
Verónica: «El patio de Primaria era hermoso y tan grande… Yo hice una práctica de Facultad en Primaria y me encantó volver en ese rol. La Escuela es lindísima» .

Sylvia: «Las instalaciones del liceo y el tamaño de todo. En un lugar accesible, además. Y Economía Doméstica es genial. Yo me vanaglorio frente a otros colegios. Es un diferencial y no solamente lo que aprendés, sino en la dinámica de trabajo. Es una materia diferente en la que aprendés un montón de cosas que son importantes».

Tocó el timbre del mediodía, Sylvia y Verónica se miraron como si estuviesen esperando para encontrarse con sus compañeros de generación en los pasillos. Terminamos la charla unos minutos después y salieron, con el entusiasmo con el que habían llegado, a recorrer salones, laboratorios, el patio y la Cafetería ―toda una novedad, ya que no existía cuando ellas eran alumnas―. En sus expresiones se notaba mucha alegría, algo de nostalgia y el orgullo de pertenecer a esta «red de afectos».

Entrevista: marzo 2019

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