Estudiantes. Daniel Ferrari y su destacado desempeño en automovilismo

Daniel Ferrari tiene 15 años y es alumno de primer año de Bachillerato. Maneja karts desde que tiene diez años. Explica que siempre le gustaron los autos y que de chico tuvo cuatriciclo. Se declara «muy competitivo» y con «gran espíritu de superación».

Recientemente participó de una carrera internacional en Brasil, en la categoría máster como piloto federado en representación de Uruguay. «La máster es la mejor categoría que hay aquí», agrega con seriedad. «Este año entré en esa categoría, aunque en Brasil corrí en una máster diferente que se llama CODASUR y que es más rápida». La prueba, que tuvo lugar a fines de mayo y principios de junio en Porto Alegre, fue muy dura. «No me acompañó la suerte. Tuvimos muchos problemas a la hora de hacer los entrenamientos porque había tormentas eléctricas. En las clasificatorias los pilotos brasileros ya conocían la pista y nosotros no. Clasifiqué en el lugar 24. En la final, en la primera curva, hubo un choque. Quedaron karts atravesados, yo iba atrás y ya había pasado a seis competidores. Pero choqué y mi carrera terminó ahí», explica con desazón.

Esa fue la experiencia de la primera carrera y en la segunda, al faltar una vuelta para culminar, un kart lo chocó. Confiesa que terminó muy enojado porque quedó afuera. A pesar de los resultados, Brasil le dejó una gran experiencia. «Me veo como mejor piloto, traje aprendizajes. En Uruguay estamos acostumbrados a correr siete u ocho y allá éramos casi 50. Eso está muy bueno, aunque yo quería traer una mejor posición», agrega con honestidad.

Daniel siente libertad al manejar. No tiene miedo y se adapta rápidamente a los cambios de motores. Habla de caballos de fuerza, distancias y kilómetros con fluidez y normalidad. A pesar de que es difícil dedicarse al automovilismo en nuestro país por la falta de espónsores, el piloto hace todo lo que está a su alcance: entrena y estudia con determinación. «El próximo año sacaré la libreta para correr en auto. Mis padres se ponen algo nerviosos con las competencias, y mi abuela me dice que ande suave. A mis compañeros les llama la atención y siempre me apoyan. No es fácil combinar estudio y deporte. Lo bueno del kart es que tenés que estar en forma, así que entreno mucho», agrega con orgullo.