Primaria

La Mag. Susana Mangana ―española, profesora del Departamento de Humanidades y responsable del Programa de Política Internacional de la Universidad Católica del Uruguay― es mamá de Nerea Bermúdez Mangana, alumna de sexto año de Primaria. En marzo, un mes en el que nuestra sociedad se sensibiliza particularmente ante cuestiones relativas a los derechos de la mujer, la generación de sexto recibió a la Profa. Mangana.

En el Salón Güelfi, la docente, que es especialista en el mundo árabe, presentó sus experiencias sobre «la mujer en otras partes del mundo». «Soy mamá de Crandon, pero hoy estoy en otro rol», aclaró con su característica elocuencia.

«Lo importante es que ustedes recuerden dos o tres ideas de todo lo que vamos a hablar hoy», explicó al inicio. «En marzo se habla sobre las mujeres y escuchamos palabras como desarrollo y emancipación. Aquí, en Uruguay, niñas y varones hacen lo mismo. ¿Todos ustedes estudian, verdad? Eso es natural aquí, pero no en todos lados es así. Me ha tocado ver cómo, en otros países, las niñas y las mujeres no tienen esas oportunidades. No pueden educarse y, si no sabes leer y escribir, tienes muchas chances de sometimiento».

De esta manera, la Profa. Mangana planteó los grandes problemas de desigualdad con numerosos ejemplos. Su discurso fue sencillo y contundente; fue accesible para los estudiantes y también atractivo para los docentes de clase que participaron de la actividad. La docente hizo especial énfasis en la importancia de la educación, el acceso a los derechos de salud y el combate al machismo.

«¿Hay mujeres candidatas a la Presidencia en nuestro país?», preguntó al auditorio. Muchas manos y diversas voces respondieron inmediatamente que sí y los estudiantes mencionaron los nombres de esas mujeres con naturalidad. «En algunos otros lugares la mujer ni siquiera vota porque está relegada a cuestiones domésticas. No son países malos, ni esas personas son malas y esas niñas y mujeres, en muchos casos, quieren lo mismo que nosotros, pero no acceden», puntualizó. «Estas situaciones de injusticia se deben a tradiciones y valores, costumbres ancestrales, y también porque hay religiones que promueven las desigualdades».

Susana desplegó gran manejo del público, captó la atención de los alumnos y los hizo intervenir en varias oportunidades. Está tan naturalizada con nuestra cultura que ha incorporado el «che» local con fluidez.

Sobre el final de la intervención se preguntó si todo lo que brindan los países sobre los que habló es negativo. Respondió que no y remarcó que «hay riquezas naturales, hay belleza cultural, hay niños y niñas que ríen como ustedes y que también miran Bob Esponja y Dora la Exploradora». «Tenemos que mirar al mundo y acercarnos, valorar lo que ofrece cada región, ser conscientes de que en otros países no se vive de la misma manera. Tenemos que trabajar para llegar a los Objetivos del Milenio porque las mujeres, en esos países, quieren estudiar y progresar y sus condiciones no se los permiten. Siempre debemos mirar y acercarnos con respeto, ellas no son inferiores a nosotros, son iguales pero con otras costumbres. Hay que aceptar al otro, ser tolerantes ante la diversidad cultural: acercarnos, preguntar, mirarnos a los ojos».

El encuentro terminó con un video que Susana tomó en Congo a unas niñas que, por primera vez, se veían en un espejo. Además, abrió un una ronda de preguntas. Hubo especial fervor en el público, la audiencia se mantuvo interesada ante un relato cargado de expresión, tono, gestos, actualidad y compromiso social.

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