Secundaria

27 de setiembre de 2023

Eran casi las 10 de la mañana del miércoles 6 de setiembre. Los estudiantes comenzaron a llegar puntualmente a la sala de lectura de la Biblioteca de Secundaria. Por sus gestos y comentarios, era evidente el interés de participar del taller de escritura que en minutos iba a comenzar. 

Las Profas. Victoria Diez Quinteros y Verónica Goroso Arocena y la Lic Alicia Davyt Ibaldi ―organizadoras de la actividad y del concurso literario en la que esta se enmarca― presentaron al tallerista, el escritor Pablo Silva Olazábal. 

Los estudiantes, ya ubicados, aguardaban que el autor comenzara a desenmarañar el tejido textual. Pablo Silva Olazábal no se hizo esperar y de inmediato comenzó con una cuestión clave sobre la que volvió varias veces: no subestimar ni sobreestimar al lector. 

Con las pausas justas y un tono entretenido, en todo momento se acopló al auditorio liceal con términos, escritores y teorías; aportó consejos, posibles soluciones, puntos de vista y leyó pasajes de sus textos. Los estudiantes preguntaron y aportaron comentarios. El taller fluyó y la conversación se enriqueció con los aportes del tallerista y de los estudiantes sobre Mario Benedetti, Jorge Luis Borges, Mariana Enríquez, Stephen King, Mario Levrero y George Orwell, entre otros.

El escritor se detuvo en las diferencias de los textos narrativos y los periodísticos; agregó que en literatura hay que evitar los consejos y lo explícito, que hay que ir a lo concreto y huir de lo abstracto. Para escribir un cuento o minicuento, explicó que se usa un narrador único, en primera o en tercera persona, que hay que mostrar una sola situación y comenzar in media res (en mitad del asunto). Los estudiantes preguntaron sobre el final y entre todos hablaron de diversos casos y concluyeron, guiados por Silva Olazábal, que muchas veces puede faltar el remate.

También quisieron saber sobre el bloqueo creativo y, al respecto, el autor recomendó escribir todos los días, al menos, tres páginas. Luego propuso un ejercicio que generó un renovado fervor. Les mostró, durante cinco segundos, una imagen para que escribieran un breve texto. «Puede salir una historia o no salir», aclaró. Todos, sin excepción, comenzaron a trabajar.

Quince minutos después comenzó la puesta en común. Quienes quisieron, leyeron el texto y el escritor realizó una detallada devolución acorde a cada caso. En la lectura de los liceales se notaba ansiedad. Hubo aplausos después de cada historia y caras sonrientes.

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Crédito de imagen: Centro de Recursos para el Aprendizaje y Gabriela Cabrera Castromán

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