Inicial / Primaria

15 de marzo de 2022

 

Niña o niño nadando en piscina

Crédito de imagen: Centro de Recursos para el Aprendizaje

La natación, en la propuesta institucional, es curricular desde nivel 3 de Educación Inicial hasta segundo año de Primaria. Durante los dos últimos años, debido a los protocolos vigentes, debió suspenderse y con la flexibilización de las medidas se recupera un espacio clásico de la vida escolar de Crandon. 

A mediados de marzo y en las dos sedes de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), vuelve una de las actividades que niñas y niños disfrutan especialmente. La ACJ Portones es la sede elegida para Educación Inicial; la piscina de esta locación tiene 25 metros, seis andariveles y un entorno verde ―que se puede ver a través de grandes ventanales― ideal para los más pequeños. Los grupos de Primaria concurren al edificio del Centro y disponen de la segunda piscina de esa locación reservada exclusivamente para Crandon.

La natación curricular tiene una frecuencia semanal y la salida se realiza en la tarde y en camionetas que cumplen con los requisitos de seguridad infantil. En Inicial, acompañan las maestras y las auxiliares docentes, además de los profesores de natación. En el caso de Primaria, viajan las maestras, las auxiliares docentes del Sector y los profesores de natación. Estos docentes son parte del personal de Crandon, conocen a los niños ―los ven en los patios y puede coincidir que alguno sea docente de Educación Física del grupo― y están, por lo tanto, compenetrados con la propuesta y los valores institucionales.

Al llegar a cada sede, comienza la fase de vestuarios. La dinámica que allí se despliega es fundamental para los propósitos de la actividad, pues el contacto con el medio acuático comienza en este lugar. Por ejemplo, es importante que los niños puedan jugar con el agua mientras se duchan, mojarse la cabeza y la cara totalmente, bañarse parados, etc. Además de la higiene, la ducha que se lleva a cabo en el vestuario cumple otros propósitos.

Después comienza la piscina propiamente dicha. El tiempo de permanencia en el agua oscila de 30 a 40 minutos en cada sesión (al principio, los vestuarios demandan un poco más y es clave no apurar el proceso). Durante los primeros encuentros, los docentes realizan evaluaciones en función de la confianza que cada niño despliega. A partir de la naturalidad con la que se manejan, se arman subgrupos de trabajo. 

Con la natación curricular, se procuran diferentes objetivos: iniciación al medio acuático (en función de la experiencia individual); independencia en el agua; confianza y adaptación de los órganos faciales; entradas al agua; flotación, inmersión, deslizamientos; estilos de nado; hábitos propios de la piscina (seguridad, autonomía, espacios y uso de recursos, además de las pertenencias individuales). Para cada propósito, el equipo docente establece dinámicas de juego que pueden incluir elementos externos («panchitos», flotadores, pelotas, deslizadores). 

En todo momento, se respetan las diferencias individuales y se promueve una autonomía gradual en relación con cada fase: viaje, vestuario, ducha y piscina. Así, la natación es una actividad de disfrute que está presente en las conversaciones de la clase y en los hogares y que incluye, más avanzado el año, una clase abierta con la presencia de madres y padres.

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