Secundaria

4 de octubre de 2022

Alumnas armando el robot dragón

Todos los viernes de mañana, en una de las salas de Informática Secundaria, Valentina González Campisteguy, Belén Moraes Ruiz y Amelie Paz Regueira ―alumnas de 2.º 1― despliegan placas, cables y soldadores. A mano tienen sus celulares para realizar consultas. Los profesores del curso de Robótica de segundo año de Ciclo Básico (Guillermo Medina Folena y Sandry Ramírez Ragghianti) se dan una vuelta, las ayudan en algo puntual y ellas siguen. Desde principio de año, las estudiantes arman un robot. 

El viernes 9 de setiembre, la estructura interna de Spike, un simpático dragón, está muy avanzada. En la mesa de trabajo hay pinceles y pinturas, porque comienza la fase decorativa. Las chicas conversan acerca del tono exacto que quieren lograr y de la cantidad de capas que el cartón demandará.

Saco fotos mientras Valentina suelda y Amelie y Belén comienzan a pintar. Ellas no se inmutan, están acostumbradas a las visitas. Minutos antes había venido una compañera a preguntarles algo y uno de los docentes se dio una vuelta. Todos opinamos sobre Spike. El dragón ―que debía tener un rostro adusto pero que quedó simpatiquísimo― pareciera que fuera parte de la conversación. 

―Hace semanas que están soldando, ¿no es un poco tedioso
―No. Es divertido―, comentan las tres.
―¿Es divertido soldar?― les pregunto muy poco convencida.
―Sí, porque nunca lo habíamos hecho y experimentar algo nuevo es divertido.
―Siento que esto se contradice con la necesidad de resultados inmediatos…
―Hemos hecho este robot desde principio de año, así que tardar un poco no es nada.
―¿No sintieron que era un gran propósito?
―¡Por eso mismo queríamos hacerlo!

Las respuestas de las chicas son contundentes. Indago en su plan de trabajo y me cuentan que buscaron información en internet y que luego comenzaron a surgir los cambios. «Mezclamos dos dragones: el mecanismo de uno y el físico de otro. Es Spike, como el de  My Little Pony, pero no se parece a Spike, porque el nuestro tiene cuatro patas». 

―¿Qué va a hacer el bicho?
―Va a mover el cuello y si le acercás una mano, como para acariciarlo, se va a enojar, abrir la boca y echar fuego, porque tendrá una luz led.
―¿Qué han aprendido durante el proceso?
―[Se ríen] ¡Qué no hemos aprendido! Aprendimos a programar.
―¿Qué dicen sus familias?
―Hace tanto que hablamos del proyecto…
―¿Va a estar pronto para fin de año?
―[Hablan las tres a la vez] ¡Esa es la meta! 

A Amelie, Belén y Valentina les gusta la robótica, pero no están convencidas de que la tecnología sea su futuro. Los docentes no opinan lo mismo: «En abril, propusimos a todos los grupos de segundo hacer un autómata con materiales reciclados. Tenía que tener un movimiento repetitivo y nada más. Ellas vinieron con esta idea, bastante más compleja, y les dijimos que sí. Están desde abril trabajando y no han perdido constancia», explican los docentes.

Alumnas armando el robot dragón

Para hacer el dragón con determinados movimientos en el cuello han tenido que resolver varias cuestiones. Comenzaron mirando un tutorial que usa microBit, pero en Informática Secundaria trabajan con placas Arduino, así que tuvieron que resolver una diferencia importante en la programación. Empezaron programando en bloquecitos, pero después se dieron cuenta de que esta forma de programación, tipo Scratch, no era suficiente y pasaron al código. Tuvieron que aprender a hacerlo. 

En el robot usan dos motores (servomotores) para tener varios grados de movimiento y un tercer servomotor para que se abra la boca del dragón. También están usando leds rojos y amarillos para simular el fuego que va a desprender el dragón cuando abra la boca.El cuello del motor se moverá con un joystick analógico, similar a los de las Play Station, y la boca se abrirá con un sensor de proximidad. 

«Todo esto lleva muchas conexiones: los leds tienen dos, cada servomotor lleva tres y el joystick analógico tiene cuatro. Todo eso va unido a la placa Arduino para después programar los movimientos y las luces. Hay un montón de cables. Primero, antes de soldar, hicieron una prueba con un dispositivo que se llama protoboard, que se utiliza para hacer ensayos de circuitos electrónicos. Ahora ya están en la etapa de soldado. Después hay que meter eso en el cuerpo del dragón y tiene que estar todo bien soldado porque los cables quedan arrollados», explican los docentes con orgullo.

«Tienen ganas y han demostrado destrezas y mucho entusiasmo ―agregan―.  Ya el año pasado, en primer año, habían demostrado aptitudes y actitudes, aunque ellas dicen que no son fanáticas de la tecnología. Capaz que no les gusta, pero ya nos han demostrado mucho: están haciendo todo lo que está a su alcance para que el dragón salga».

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Créditos de imágenes: Gabriela Cabrera Castromán

2 Comentarios

  1. Yolanda

    Estoy orgullosa, sorprendida y emocionada.
    Soy la ABUELA de Valentina y jamás pensé que formaría parte de ese trío que trabaja bajo la supervisión de sus profesores de Robótica en la construcción de Spike, un Robot con forma de dragón.
    Pertenezco a otra época; pero felicito a las 3 jóvenes, a sus profesores y al Instituto Crandon que siempre está a la vanguardia de la nueva tecnología.
    Muchos éxitos!!!

  2. Monica Harvey

    Me parece muy bien que los alumnos estén encaminados en
    todo tipo de ciencias para que cuando tengan que elegir su futuro
    les sea más claro para ellos lo que
    desean. El futuro es hoy. Todo lo que
    hagan hoy servira para mañana.

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