5 de mayo de 2023

Minutos después de las 13 h del lunes 24 de abril sonó el timbre y los grupos comenzaron a llegar al Gimnasio Centenario. Mientras niñas y niños se acomodaban, se escuchaba el piano que sonaba extraño, disonante. Una de las coordinadoras de Inglés usaba un dispositivo, se desplazaba por el gimnasio, levantaba el brazo y escribía datos en un papelógrafo. El volumen aumentaba, la campana comenzó a sonar insistentemente y una niña de segundo año de Educación Básica Integrada (EBI) le preguntó a su maestra: «¿Es la fiesta del ruido?» 

Alumnos y docentes habían recibido la misma propuesta: toda la escuela (desde Nivel 5 de Inicial hasta sexto de EBI) estaba invitada a participar del segundo encuentro en conjunto ―el primero había sido en marzo, cuando comenzaron las clases―. No tenían más datos, no sabían de qué se trataba la reunión.

Cuando se logró el silencio necesario para comenzar, la Profa. Laura Bouzas De Concilis, coordinadora de Inglés, dio la bienvenida y comenzó a explicar conceptos relacionados con el sonido, el silencio, el volumen y los decibeles, esos datos que había consignado en el papelógrafo.

Entre explicaciones y a través de preguntas al auditorio, la consigna del encuentro ―planificado por el equipo de Dirección de Inicial y Primaria― se hizo evidente y la docente planteó otro concepto, el de «paisaje sonoro». Además de explicar que se trata del ambiente sonoro de un determinado lugar y momento, comentó que el término fue creado por el compositor Murray Schafer. «En el paisaje sonoro importan los sonidos y el silencio ―agregó―. (…) Nos preocupa la contaminación sonora de la escuela y el paisaje sonoro diario. Estamos expuestos a un volumen que no es saludable y queremos pensar sobre esto». 

La Profa. Gabriela Remedi Corbo, también coordinadora de Inglés, continuó con la reflexión y leyó el poema The Sound Collector, de Roger McGough (escritor inglés nacido en 1937). En estos versos, a través de la performance de la docente, se pudo evidenciar la musicalidad del susurro de una cortina, el tictac de un reloj, el silbido de una caldera y el gorgoteo del agua.

Antes de terminar, hubo canciones y un pedido realizado por la directora de Inicial y Primaria, Lic. María Eugenia Goyret: «El paisaje sonoro de nuestra escuela tiene que cambiar. Para ello, cada clase pensará una acción que permita embellecerlo». 

Crédito de imagen: Centro de Recursos para el Aprendizaje