Primaria

27 de octubre de 2022

Los grupos de primer año de Primaria visitaron el Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI) y reconocieron los árboles nativos del patio de Primaria con el propósito de entender la vida de los indígenas y su relación con la naturaleza.

Las maestras de primer año escolar planificaron una secuencia de trabajo interdisciplinar sobre los indígenas que habitaron esta zona de América. Las docentes del Programa Oficial ―Mtras. Verónica de León Pérez, Lucía Tabarez Calvete y Patricia Sansberro Curbelo― abordaron la flora nativa, entre otros temas, en diversas instancias. 

La visita al MAPI despertó interrogantes en los niños; en especial, cómo vivían los indígenas que habitaban este territorio. Para enriquecer el abordaje, las maestras convocaron a Cecilia Marzaroli Almirón, docente de Ciencias Naturales, con propósito de ampliar la información para que los escolares pudieran conocer elementos de la naturaleza presentes en esta región del mundo y al alcance de los indígenas ―que estaban en estrecha relación con el ambiente natural―. 

La docente de Ciencias se encargó de recolectar, en la Chacra Santa Lucía, diversos materiales: hojas de palmeras pindó (un recurso para las construcciones); frutos de arazá (fuente de alimento y pigmentos); trozos de madera de coronilla y ceibo (con diferente densidad para inferir cuál sería más apropiada para hacer embarcaciones); frutos de timbó, rama negra y pata de vaca. 

En las clases de Ciencias, en agosto, los grupos observaron y describieron los materiales recibidos, además de inferir cómo y para qué podían ser útiles. Luego, salieron al patio a reconocer los árboles nativos presentes. «Observamos el arazá, el ceibo, el lapacho rosado, el plumerillo rojo y el ibirapitá. Intentamos observar y describir diferencias, comparar tipos de corteza, presencia o no de follaje en esta estación, presencia o no de frutos, de espinas, introduciéndonos en qué tenemos que observar de una planta para reconocerlas e identificar las diferencias con otras», explicó Cecilia. 

«También intentamos retomar qué usos le podrían haber dado los indígenas ―agregó la docente―.  En el caso del arazá, que aún tiene el código QR, lo escaneamos y vimos que los compañeros de años anteriores lo habían identificado y descripto. Y observamos el cartel del patio que tiene imágenes de flora nativa y exótica; interpretamos cada uno de esos términos y concluimos así la actividad en el patio».

La iniciativa desarrollada se enmarca en una planificación que las maestras llevan adelante para que los alumnos puedan comprender la vida de los indígenas y su relación con la naturaleza. «Esta experiencia resultó ser muy significativa, ya que los niños pudieron tomar contacto con los materiales naturales, manipularlos, explorarlos a través de los sentidos y así reconocer sus propiedades. También imaginar y conceptualizar mejor cómo sería la vida en aquel momento, reconociendo las diferencias con el presente; imaginar un paisaje distinto al que habitamos en este mismo territorio y pensar diferentes problemas a los que estos habitantes se enfrentaban en su cotidianeidad; pensar las posibles formas de resolverlos en función de los recursos con los que contaban. [De esta manera, pudieron] reconocer los valiosos aportes de la naturaleza, la riqueza de nuestro territorio en cuanto a recursos naturales, así como la importancia y el compromiso por preservarlos», resumieron las maestras

Este trabajo se compartió con las familias en las clases abiertas que tuvieron lugar en setiembre. Además, la secuencia pedagógica continúa con un álbum de especies autóctonas, una propuesta desarrollada en el libro de texto escolar de primer año (De la mano de Maite 1, editorial Contexto)

 

Créditos de imágenes: Centro de Recursos para el Aprendizaje

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