Secundaria

Julieta Debali tiene 15 años y cursa primer año de Bachillerato Diversificado. Estudia música desde los tres años, se ha especializado en piano y recientemente participó, en representación de Uruguay, de un gran encuentro panamericano en el que jóvenes concertistas ejecutan obras de su autoría.

El 12 de octubre, en San José de Costa Rica (Costa Rica) tuvo lugar el primer Junior Original Concert (JOC) Panamericano, una actividad que reunió a niños y jóvenes de las tres Américas en torno al piano. Estudiantes de las Academias Musicales Yamaha participaron de una actividad que fomenta el intercambio cultural y la pasión por la música. La Academia de Música Bansbach y Yamaha Music Latin America fueron las entidades anfitrionas. Julieta Debali tuvo la oportunidad de representar a Uruguay y, con una obra rupturista, marcó presencia con su jovialidad. La oportunidad fue el marco para una animada charla en la que Julieta explicó ―con elocuencia, ritmo y un fino vocabulario― su interés por la música y la participación en Costa Rica.

Julieta quiso estudiar música a los tres años. Pidió insistentemente una guitarra y su mamá le compró una de juguete. «Yo le dije que no, que quería una de verdad y que quería ir a clases», explica pasionalmente. «Pero con tres años no podía ni agarrar la guitarra». Así que, por recomendación de una profesora, fue al curso Estrellitas de Yamaha. Empezó con el órgano y dice que aprendió a leer partituras antes que un texto. Su interés no menguó y siguió con el órgano hasta que sumó guitarra. Después de terminar Estrellitas, comenzó con los cursos avanzados y pudo comenzar a practicar piano.

¿Cuántas veces por semana vas a clases?
Voy a la academia los jueves, la clase es de dos horas. En la semana también practico y fundamentalmente los fines de semana. Siempre busco tiempo, aunque sea un ratito, para practicar una pieza.

¿Qué tipo de música te gusta ejecutar?
Dentro de lo clásico, me gusta lo moderno. Me gusta mucho [Piotr Ilich] Tchaikovsky. Tengo el apoyo de una profesora rusa que me recomienda técnicas y ejercicios. Ella me ayuda a interpretar todo aquello que no está explícito en las partituras.

¿Cómo viviste la presentación en Costa Rica?
Estaba muy nerviosa porque había profesores de muchas partes del mundo. Pero lo llevé bien porque todos son muy amables y amorosos; es una gran familia y eso te hace sentir cómoda. El tema fue que a la hora de subir al escenario tuve que explicar el título y el propósito de mi obra que se llama Distropía Espectral.

¿Distropía Espectral?
Sí, todos hacen esa misma cara ―dice Julieta mientras ríe con picardía―. Una distopía es lo opuesto a una utopía: es igualmente inalcanzable, pero es una situación incómoda. Y espectral hace referencia a lo paranormal. Entonces, el propósito de mi obra es llevar a quien la escucha a un lugar relacionado con lo paranormal en el que no quiere estar porque hay incomodidad, temor, miedo o nostalgia. La pieza es disonante porque en el proyecto Yamaha te tienden a llevar a lo clásico o a lo barroco. Y yo me fui a un planteo más moderno y contemporáneo.

¿Cuánto tiempo te llevó preparar esa pieza musical?
En JOC, en marzo elegís una idea y la trabajás todo el año, hasta que lográs que sea una obra. A mí eso me gusta mucho porque el método te genera disciplina.

¿Qué te gusta de la música?
Que es un idioma universal, que es matemática y lingüística también. Hice cuatro años de solfeo, arranqué a los nueve. Recién aprendía a manejar fracciones y sentí la diferencia al tocar una pieza. Después pude empezar a leer las partituras por mi cuenta porque aprendí significados.

¿Qué vas a estudiar?
Es una buena pregunta porque estoy en el punto en el que debo elegir qué bachillerato quiero seguir. Estoy entre Artístico y Humanístico… ¡Obviamente que me gustaría dedicarme a la música! Por ejemplo, trabajar para Yamaha en el método JOC que no es ser un profesor, sino acompañar al alumno. Es como una tutoría.

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