Secundaria

Francisco Bertolotti tiene dieciséis años, le gusta la magia, debatir, estudiar y nadar. Dice que es muy curioso y que quiere estudiar Medicina. Se muestra desenvuelto y con ganas de explicar sus proyectos e ideas que, en todo momento, presenta con claridad. Es muy apegado a su familia, habla con dedicación de su mamá y papá y de Federica, su hermana. También menciona con cariño a sus compañeros y a los docentes. Es alumno de Crandon desde Educación Inicial y, en marzo, comienza segundo año de Bachillerato. Eligió la opción Ciencias Biológicas, aunque asistirá a clases hasta mediados de año porque viajará a Bosnia-Herzegovina como becario de la prestigiosa organización United World Colleges (UWC).

En el medio del receso estival, Francisco pasó por Crandon para ponernos al tanto del proceso mientras esperaba el último trámite: la aceptación formal de United World College in Mostar en una pequeña ciudad a orillas del río Neretva. Charlamos una mañana calurosa de febrero y durante la conversación mostró entusiasmo, elocuencia y aplomo.

¿Qué es UWC y cómo te enteraste de la beca?
UWC o Colegios del Mundo Unidos es una organización que tiene colegios en los cuatro continentes. Todos tienen la misma misión, pero cada uno tiene un perfil diferente. Yo me entero de este programa por mi hermana que está en la India. Ella participó del proceso y ganó una beca. Siempre me entusiasmó la idea de viajar y, cuando llegó el momento, me inscribí. Necesitaba haber terminado cuarto año y tener menos de dieciocho en 2021.

¿Cómo fue el proceso?
Largo. Duró unos cuantos meses, de agosto hasta diciembre. Primero llené un formulario online con un montón de preguntas, muchas personales. Después un segundo formulario, hubo una reunión con los padres y luego todos los que postulábamos nos juntamos en el Museo Histórico Nacional. Nos contaron de UWC y de las becas que cada comité nacional recibe. Para 2020 había cinco becas otorgadas a Uruguay: Bosnia, Italia, Estados Unidos, Singapur y Costa Rica. Además, tuve que presentar un proyecto que consistía en tres partes: definir un problema, una solución y medir el impacto de la solución. La presentación fue oral y había dos examinadores. La siguiente etapa fue un campamento. Ya éramos menos, de doscientos pasamos a veintiuno.

¿Cómo te sentías?
Al principio todo parecía muy lejano. Yo iba calculando las probabilidades y sabía que tenía que poner toda mi voluntad, pero si no lo lograba estaba dentro de lo esperado también.

¿En el campamento, con más chances, comenzaste a ponerte más nervioso?
Sí. El campamento se hizo en La Floresta. Era una competencia, pero no se sentía así. Fue diferente, el ambiente era tremendo, como una comunidad. Hacíamos juegos en los que siempre nos medían, nos estaban examinando todo el tiempo. Pero me relajé y la pasé bien, aunque suelo ser muy exigente: siempre quiero que me vaya bien, no mejor que a los demás, sino mejor que a mí. Unos días después me avisaron que estaba entre los ocho finalistas.

¡Ocho para cinco!
¡Más probabilidades! Y yo me ponía más nervioso. En noviembre tuve una reunión con todo el comité. Me hicieron preguntas como las del formulario: cómo resolvería tal situación, qué opino de un tema. Y los ocho nos quedamos esperando. En diciembre me avisó mi hermana en una videollamada y después recibí un crucigrama que, al completar, me decía a dónde iba a viajar. Fue una emoción tremenda.

La beca implica completar el Bachillerato Internacional y vivir esos dos años en el campus de la institución UWC de Mostar. Francisco no sabe si podrá viajar a Uruguay durante ese período y es consciente de que extrañará a amigos y familia. De UWC le llamó la atención la misión, que sabe de memoria. «»La educación es una fuerza que une personas, naciones, culturas para la paz y un futuro sostenible». Me interesó lo que propone y cómo educa porque brinda iniciativas, herramienta para un futuro sostenible». En particular, le entusiasma la diversidad cultural y convivir con alumnos de más de cien países. «Me emociona tener un amigo croata, aprender lo distinto».

Confesó que está muy ansioso y que «de a ratos no cae». Ahora se prepara para empezar las clases y sabe que tendrá que concentrarse durante el primer semestre, aunque esté con un pie en el viaje. Antes de finalizar la entrevista, Francisco agregó que Crandon le enseñó a practicar el pensamiento crítico. «El Colegio es un lugar libre y los profesores siempre se mostraron atentos a mis ideas, siempre dispuestos a escuchar y apoyarme en las decisiones. Crandon me preparó académicamente para toda esta nueva etapa». Quiso mencionar especialmente al profesor Iván Olivera, a la licenciada Lucía Barros (Acción Social, Pastoral Educativa) y al Grupo de Voluntariado por el apoyo y la contención que le brindaron durante la selección. «También a Mauro Infante [alumno de Secundaria] que formó parte del proceso y siempre estuvo dispuesto a ayudarme de una forma muy amigable».

La experiencia de la Profa. Gabriela Moreira, becaria de UWC

La Profa. Gabriela Moreira es funcionaria de Crandon desde hace 25 años. Es docente de Inglés en Primaria y Secundaria y miembro del Equipo Psicopedógico del liceo. A los diecisiete años se enteró de la existencia de UWC. «Era el Año de la Juventud, estaba estudiando y en Radio Mundo escuché de las becas. Había que retirar el formulario en el ANGLO. Lo levanté, lo llevé a mi casa y lo llené. Era el formulario doscientos y pico para una beca y media. Me dije que era imposible. Me llamaron una vez que seleccionaron los formularios y empecé a pasar por una serie de entrevistas individuales y grupales. Cada etapa era eliminatoria. A medida que iba avanzando en el proceso más gente se sumaba al tribunal de evaluación. Luego de varias etapas me llamaron a la final con seis evaluadores», explicó la docente.

La beca de 1984-1986 que le fue asignada a la Profa. Moreira implicó viajar a Canadá al colegio Lester B. Pearson United World College of the Pacific de la isla Victoria. «Ser becario de esta organización es importante porque es un logro personal, pues se accede solo a través de los comités y por beca. Los elegidos forman parte de una red que comparte ideales, valores y tareas. Hay un gran intercambio académico y humano con todas las generaciones del movimiento ―explicó la Profa. Moreira―. Cada becario, que tiene la gran responsabilidad de representar a su país y su cultura, recibe una formación integral e integradora. El objetivo de UWC, desde la fundación del primer colegio, es crear microcomunidades con representantes de la mayor cantidad de países. Se busca formar personas comprometidas con la humanidad y comprometidas con el entendimiento mundial y la paz. La idea es que cada uno regrese a su país para compartir lo que aprendió, aunque generalmente no se logra porque las Universidades buscan a los becarios como candidatos. Además, la formación académica es de altos estándares».

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